Nuevamente me toca despedirme. A esto nunca se acostumbra uno. Porque son mis niños, con los que pasas gran cantidad de horas, a los que ves crecer cada día, los que inevitablemente se hacen querer, con sus ocurrencias, sus gracietas, su cariño, su inocencia...
Han sido dos cursos intensos llenos de grandes momentos, anécdotas, risas, enfados, juegos, buenos y malos ratos... miles de vivencias. Me quedo con todo lo bueno. Y de lo bueno, lo mejor. He disfrutado estos dos cursos. Me he sentido feliz.
Espero que se lleven un buen recuerdo de este primer ciclo y que cuando miren atrás lo hagan con cariño.
Ha sido para mí un auténtico placer trabajar a vuestro lado. Gracias por vuestro apoyo incondicional.
Un abrazo. Ojalá volvamos a cruzarnos en el camino.